"Nadie vive tan expuesto a la deformación profesional como el abogado. ¿Qué recto corazón no se tuerce con el hábito de cifrar la justicia en el fallo aleatorio de un juez? ¿Qué privilegiado cerebro no se malea con algunos años de triquiñuelas y trapisondas? ¿Qué verbo, qué lenguaje, no se pervierte con el uso de la jerigonza judicial? ¿Qué buen gusto no se corrompe con el manejo diario de códigos, reglamentos y expedientes? En la abogacía, como en un sepulcro voraz e insaciable, se han hundido prematuramente muchas inteligencias, quizá las mejores del país."
Manuel González Prada - "Horas de Lucha".
En estos días del año 2,010 en medio de la gigantesca hediondez que emana de casi todas las instituciones del inservible Estado Peruano, pestilencia que es producida por los descomunales latrocinios perpetrados por la banda de hampones que nos gobierna, es fácil observar la ubícua presencia de "El Abogado".
Quizás es una caricatura, pero quien mejor simboliza esta sempiterna presencia en medio de las trapacerías sea la obesa figura y la voz aguardientosa y coprolálica de Alberto Químper (a) "Don Bieto", asesor del presidente de la república Alan García para los casos tributarios, moviéndose sinuosamente como rata en las alcantarillas del llamado "Palacio de Justicia".
La personalidad de este sujeto es de lo más repulsiva y en la imaginación popular se encuentra indesligablemente unida en nuestra sociedad a la figura de "
El Abogado".
Lo que no se debe de perder de vista es que lo que padecemos es un remedo de una república de ciudadanos: vivimos en una especie de republiqueta, en una caricatura de país y de sociedad civilizada, que es lo máximo que ha podido construir la caduca, anacrónica y obsoleta burguesía peruana, acostumbrada a vivir de la feroz e inmisericorde explotación de la mano de obra barat, de su asociación en condición de socio menor del gran capital trasnacional y de las prebendas que recibe de el poder político.
"El Abogado", ese personaje repudiado en la imaginación popular, actúa condicionado y casi determinado por el medio donde debe desenvolverse. Imagino lo difícil y complicada que debe ser la vida de un joven abogado recién titulado para ejercer su profesión en medio del pozo séptico que es el sistema judicial peruano donde hay centenares de "Don Bietos", desde el Tribunal Constitucional, pasando por la Corte Suprema y el Consejo Nacional de la Magistratura, hasta llegar al chico que cose con pabilo los asquerosos expedientes que atiborran los juzgados.
Ciertamente hay abogados y abogados.
Compartiendo profesión con los Bieto Químper, Alan García, Vladimiro Montesinos, Rómulo León Alegría, Laura Bozzo

Martha Chávez, Alex Kouri, Chirinos Soto y demás exponentes de estilo, en el Perú siempre han existido y existen profesionales del Derecho involucrados en la defensa de las mejores causas: allí están, sólo por mencionar algunos ejemplos sin dar nombres, los defensores de los Derechos Humanos, los abogados laboralistas que asesoran sindicatos , los que atienden casos de perseguidos políticos tan frecuentes en nuestra convulsionada historia o por último los que desde el Parlamento bregaron por poner en papel y tinta las conquistas sociales y laborales, conquistas borradas y desaparecidas durante los gobiernos neoliberales y reaccionarios de Fujimori, Toledo y García Pérez.
También hay unos cuantos jueces y fiscales probos.
Ciertamente también existe la variedad de hombres de leyes, que si bien no alcanzan las honduras de los antes mencionados, desprestigian también a la profesión. Sólo a título de ejemplo y por la sóla razón que hablamos de "El Abogado":
En la Municipalidad de Lima hay un sujeto, un ex
"comunista revolucionario" que hace las veces de abogado del municipio limeño que se dedica a perseguir judicial y policialmente de la manera más asquerosa a vecinos y ciudadanos que fundadamente se oponen, tal como ocurrió por ejemplo en la Universidad de San Marcos y en Barranco, a los designios del dictadorzuelo Luis Castañeda Lossio , involucrado hasta la médula en flagrantes casos de corrupción como el de
"COMUNICORE" y la
sobrevaloración de obras viales, que resultan costando en Lima, donde la mano de obra es baratísima, igual que en Londres o París.
Pues bien, el
"comunista revolucionario" además de denunciar ante la policía y los fiscales a ciudadanos democráticos, decentes y de bien , se da tiempo para asesorar políticamente a Castañeda Lossio. Así tratando aparentemente de darle un "rostro más humano", de "preocupación social", un cierto "sesgo de izquierda" a la candidatura de "
El Muerto" , paradójicamente ha resucitado a un cadáver político, el de un
"socialista revolucionario", el doctor
Enrique Bernales Ballesteros, celebridad internacional del Derecho y las Ciencias Políticas para que les elabore el "Plan de Gobierno".
Asi como dijimos que un tipo de la trayectoria Luis Bedoya Reyes no podía ignorar que estaba COIMEANDO cuando fue "estafado", así Bernales Ballesteros no puede ignorar que está trepandose al carro de un sujeto con evidentísimos síntomas de llevar un manejo corrupto del gobierno municipal como es el caso del actual Alcalde de Lima y que fuera funcionario de Kenya Fujimori en el IPSS y en la Caja de Beneficios Sociales del Pescador.
Así de podridas están las cosas.
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