lunes, 12 de abril de 2010

Una banda de degenerados: la jerarquía de la Iglesia Católica

Entre 1,950 y 1,974 Lawrence C. Murphy sacerdote católico estadounidense abusó sexualmente de, al menos, doscientos niños sordomudos que eran alumnos de una escuela católica para infantes discapacitados, llamada Saint John, en Milwaukee, Estados Unidos.

Los monstruosos crímenes de este religioso católico empiezan a perpetrarse en 1,950 cuando, recién ordenado sacerdote, fue designado para hacerse cargo de la capellanía de la escuela Saint John. Apenas llegado a la escuela comenzaron a registrarse quejas de los alumnos.


13 años después, empezando 1,963 Lawrence C. Murphy fue nombrado Director de La Escuela de Saint John.

Recién en 1,974 se hacen las primeras denuncias públicas contra este delincuente: un grupo de ex alumnos de Saint John pegan carteles en la Catedral de Milwaukee con la foto de Murphy y la ominosa leyenda “SE BUSCA.” Resulta comprensible entender que los niños no hayan podido relatar oportunamente a sus padres lo que vivían por sus limitadas capacidades de comunicación.
En setiembre de aquel año el violador de menores es separado de Saint John de modo muy discreto por las autoridades de la Iglesia Católica. La explicación oficial fue que había dejado el cargo “por enfermedad".

19 años después, en diciembre de 1,993 una profesional especialista en desórdenes de la conducta, contratada por la Archidiócesis de Milwaukee estudia la personalidad de Murphy. A los 4 días emite un informe al Obispo de Milwaukee donde le dice que Murphy ha admitido 19 casos de violaciones contra niños sordomudos.

3 años después, el 17 de julio de 1,996 el Arzobispo de Milwaukee informa a la “Congregación para la Doctrina de la Fe” (a cargo de Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI) de este y de otros dos casos de abusos sexuales contra menores que involucran a sacerdotes de la localidad.
Como no hubo respuestas el arzobispado continuó enviando memorandos.
Finalmente el 09 de abril de 1,997 Joseph Ratzinger, el actual Papa Benedicto XVI, es INFORMADO PERSONALMENTE de estas violaciones sexuales contra niños minusválidos.
Joseph Ratzinger, es decir el actual Papa Benedicto XVI, no hizo absolutamente nada.
Hay además decenas de pruebas que él, al igual que otros jerarcas de la Iglesia Católica, conocían perfectamente de estos crímenes y se las arreglaron para encubrir, ocultar, apañar y proteger a los criminales.

Por ejemplo hay cartas que el cura pedófilo Lawrence C. Murphy envió a Joseph Ratzinger solicitándo su intervención como jerarca de la Iglesia Católica para que se cierre su caso en un tribunal eclesiástico.

Durante estos años Joseph Ratzinger (a) “Benedicto XVI” dedicaba sus mejores esfuerzos para reprimir, ajustar y someter al "Orden" a los sacerdotes católicos comprometidos con el movimiento derivado de la Teología de la Liberación y la opción cristiana por los pobres del sacerdote Gustavo Gutiérrez que tenía predicamento en América Latina.

Peter Hullermann es el nombre de otro sacerdote católico devoto de la pedofilia en serie.

A diferencia del Monstruo de Milwaukee su cercanía física con Joseph Ratzinger (a) “Benedicto XVI” fue mucho mayor, y no sólo por el hecho de ser ambos alemanes sino porque está absolutamente demostrado que alias “Benedicto XVI” conoció de cerca las andanzas de este criminal cuando él era arzobispo de Munich en cuya jurisdicción Hullerman violó a varios niños.


¿Cuál fue la reacción de Ratzinger en este caso?

Trasladarlo de Essen,localidad donde cometió sus crímenes, a Munich para recibir terapia del psicólogo especializado en tratamientos a pederastas Werner Huth. Al poco de haber recibido tratamiento el sacerdote católico Peter Hullermann fue reintegrado a su "labor pastoral" en Munich, es decir bajo la autoridad del hoy "Benedicto XVI."

¿Denuncia? ninguna.

Este sórdido y truculento caso de violaciones sexuales a niños y encubrimiento por parte de las más altas autoridades de la Iglesia Católica, incluyendo al actual Papa, han salido a la luz pública no por obra de alguna agrupación de ultra izquierda sino por la acuciosa investigación de periodistas del NEW YORK TIMES quienes han desnudado por enésima vez la podredumbre moral de la cúpula de la Iglesia Católica.

¿Cómo han reaccionado los jerarcas de esa institución que es una de las vigas del podrido orden social?

Haciendo uso de sus recursos mediáticos han actuado de manera vergonzosa.

Radio Vaticano ha denunciado la existencia de una "campaña mediática de odio anticatólico que puede degenerar en violencia contra sus integrantes y sus templos"; además comparó el supuesto "progrom anticatólico" con la persecusión de los primeros cristianos:

"ya en la Roma antigua, los cristianos eran acusados de crímenes horribles, de infanticidio y canibalismo y de relaciones incestuosas, como era considerado el abrazo de paz ritual entre hermanos y hermanas, y la muchedumbre, caldeada por la calumnia de los poderosos, linchaba a los cristianos".

Los arzobispos no se han quedado atrás. Por ejemplo nuestro conocido el fascista Cardenal del Perú, Juan Luis Cipriani, afirma que estas denuncias son obras de "fuerzas oscuras y demoníacas."

El Viernes Santo desde el púlpito de la Catedral de Lima, el mismo sujeto que cuando fue Obispo de Ayacucho a inicios de los años 80, época en que los genocidios, masacres, torturas, desapariciones y fosas comunes contra indefensos campesinos analfabetos eran el pan de cada día, ordenó poner un letrero en la puerta del obispado que decía: "NO SE RECIBEN DENUNCIAS SOBRE DERECHOS HUMANOS" dijo:

"Esto es obra del demonio, aunque se rían los periodistas" al tiempo que lanzó una perorata llamando a "defender al Papa"

La cosa parecía que había llegado al colmo de lo grotesco, sin embargo allí se encontraba para hacerla aún más repulsiva Alan García Pérez, quien puso de pie su elefantiásica humanidad para con un grito gutural-medieval : " ! Viva el Papa !" apuntalar a su par el fascista del Opus Dei con un breve, vomitivo y reaccionario discurso que cualquier inquisidor del más rancio franquismo hubiese aplaudido.

La gente es libre de pensar y creer en lo que mejor le parezca. Sin embargo hay que airear la catadura de quienes, formando parte del podrido orden y poder social mundial, se creen con derecho a dictar normas de moral y conducta a la gente común y corriente.

2 comentarios:

Steve dijo...

Buen post.

Anónimo dijo...

El más alto dignatario de la Iglesia no solo perteneció a las juventudes hitlerianas, dijo ditsit que lo forzaron, no se sabe cuantos niños, mujeres y viejos enterró vivos, porque nadie le forzó a apretar el gatillo, yo hubiera preferido morir si hubiera querido ser un santo. No creo que mi diatriba pueda ser válida para poder salvarlo de los Infiernos