Más exactamente quien prestó esa colaboración ( interesadísima por lo demás ) fue su presidente Hernando de Soto.



Es en esas condiciones que , Hernando de Soto tigre neoliberal que se da maña para pasarse la vida denostando contra la intervención de los Estados en la economía, mientras que en simultáneo obtiene suculentos ingresos provenientes de las cajas fiscales de esos mismos Estados ( principalmente de los países pobres) de los que es ubícuo contratista, apareció y se ofreció para sacar del aprieto al “gobierno de emergencia y reconstrucción nacional”, que así había bautizado “el doctor” a la recién inaugurada dictadura cuya cabeza visible era “el chino rata” y su sustento la fuerza impuesta por “el general victorioso.” Ciertamente Hernando de Soto no fue el primero ni el único miembro de las clases dominantes peruanas que se abalanzaron para alinearse con el régimen del trío de hampones que ahora purgan prisión.
La burguesía peruana en pleno: banqueros, industriales y grandes comerciantes; sus operadores: tecnócratas, economistas, políticos, broadcasters y periodistas tiraron al tacho de basura toda la cantaleta pseudo principista acerca “de la democracia”, “el estado de derecho”, “la alternacia en el poder”, “la división de poderes” para convertirse en la soldadesca que apuntaló al protervo régimen que destruyó todo principio moral en la sociedad peruana.
Así como nunca se hace ascos para recibir cuantiosos emolumentos provenientes del Estado que tanto denigra, Hernando de Soto cabecilla de Libertad y Democracia tampoco hizo algún gesto de disgusto para apadrinar la dictadura de “chino rata” ante la OEA en la reunión de Las Bahamas.

¿Le cobró el “libertario y democrático” Hernando De Soto al Estado Peruano por la asesoría para justificar ante la comunidad internacional ese defecarse del repugnante “chino rata” sobre la Constitución de 1,979?
Es difícil saberlo y no por la insaciable e inocultable afición del obeso economista arequipeño por los recursos de las cajas fiscales vía asesorías de dudosa utilidad, sino porque la tajada más suculenta estaba por llegar y había que tener paciencia.
Lo que estaba por llegar era el REMATE A PRECIO DE REGALO de los bienes del Estado Peruano, de las empresas públicas y sus activos, de los yacimientos petroleros y mineros, de los servicios públicos y financieros. Y todo eso significaba una perspectiva brillante para las grandes corporaciones, la gran burguesía internacional, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y naturalmente para los ideólogos y apologistas del denominado consenso de Washington del que Hernando de Soto es sólo un mentor y propagandista.
Y así fue: “el gobierno de emergencia y reconstrucción” que se basaba según De Soto en “la doctrina Fuchimori” impuso un saqueo nunca antes visto de la cosa pública.

Cientos de miles de trabajadores se quedaron sin empleo. Desapareció prácticamente la industria y el trabajo productivo. Los servicios de seguridad, salud y educación que brindaba el Estado Peruano cayeron a unos niveles de cobertura y calidad paupérrimos.
Los colosales robos, coimas y raterías vía privatizaciones y contratos de infraestructura alcanzaron dimensiones alanísticas.
Luego de esto y bien embadurnado por los trabajos de desatoros de los inodoros y desagues del “chino rata”, del “doctor” y de “el general victorioso” que incluyó ese célebre, ensayado e histriónico ¡hijo de puta! que lanzó contra el primero de los notables del Neoliberalismo o sea Vargas Llosa, Hernando de Soto se apartó discreta y silenciosamente de la escena política casera.
Huelga decir que caido en desgracia el pobre "chino rata" nunca se le ha ocurrido a Hernando de Soto aparecer en escena para defender "La Doctrina Fuchimori" y los conceptos de "democracia" contenidas en ella.

Seguramente bajo su rotunda calvicie las neuronas hacían control de daños: la conveniencia de salvaguardar su imagen “libertaria y democrática” cuidadosamente cultivada ante las democracias occidentales y los institutos tipo “libertad y democracia” tan pródigos ellos en surtir de fondos a mediáticos propagandistas como el criollazo Dr. De Soto.

"un hombre de dudosa lealtad y con más ambiciones que principios.”
Relató también como De Soto luego de la recordada manifestación en la Plaza San Martín contra la estatización de la banca
“celebró una discreta entrevista con Alan García en Palacio de Gobierno que sentó las bases de una provechosa colaboración entre el gobierno aprista y el Instituto Libertad y Democracia que catapultaría al personaje en una carrera de un arribismo desalado ( que alcanzaría nuevas cumbres, luego, con la dictadura del ingeniero Fujimori)
“Aquella colaboración fue astutamente ideada por Alan García para publicitarse, de pronto, a partir de 1,988, en uno de esos vuelcos acrobáticos de que los demagogos son capaces, como un súbito promotor de la propiedad privada (…) un presidente que realizaba una de nuestras aspiraciones: hacer del Perú un país de propietarios”.
“Para ello (García) se fotografiaba a diestra y siniestra con De Soto, el “liberal del Perú” y propiciaba ruidosos y sobretodo COSTOSOS proyectos en los pueblos jóvenes que Hernando de Soto y su instituto realizaban para él (García) ..…”

Así pasaron los años y, confiado en la sempiterna amnesia social que anida en el alma nacional, el arequipeño reapareció fugazmente durante el mandato de Alejandro Toledo lanzando críticas y barro para posicionarse, y de paso promocionar algún nuevo opúsculo de su autoría que invariablemente presenta con la ayuda de sus alcahuetes en la prensa como el non plus ultra del intelecto humano.

En las intermitencias de sus apariciones públicas originadas por esa desbocada ambición por fondos estatales y notoriedad que refiere Mario Vargas Llosa, hay cierta constante: De Soto aparece en momentos particularmente álgidos de la vida política nacional.

Así fue con la abortada estatización de la banca, así sucedió con los luctuosos sucesos de Bagua.

En este último caso el pintoresco calviobeso mistiano se apareció como una especie de mezcla de John Wayne con el gitano Melquíades de Macondo armado de un video de su producción y acompañado de unos ciudadanos a los que presentó a la prensa como “mis amigos indios” que hablaban en perfecto inglés británico y que él había reclutado en alguna “reserva indígena” en norteamerica para que confraternizaran con los nativos selváticos del Perú y los "esclarecieran" acerca de las bondades de la propiedad privada frente a la supuestamente anacrónica propiedad comunal, la globalización, el Internet y, claro, el plato de fondo: la necesidad de una apertura a las grandes corporaciones trasnacionales para que estas “pongan en valor” y “monetizen” sus tierras…..por supuesto que entre los nativos selváticos las ocurrentes propuestas del pintoresco doctor De Soto causaron carcajadas y hasta lo acaban de declarar "persona no grata."
Finalmente, nos olvidamos de mencionar algo que viene a ser de algún modo la fresa de la torta: Hernando de Soto en 1,991 convenció al indeseable “chino rata” que como Ministro de Economía y Finanzas debía nombrar a Carlos Boloña Behr, angelito que entre otros latrocinios pagó 15 millones de dólares por concepto de CTS al "doctor".
Pero esta ya es otra historia.