No se haga tanto pues que se trata sin duda de un OGM político que por el más puro montaje de photoshop no representa más que la realidad: el elefante con mucha paciencia y saliva se comió a la hormiguita. Este Ogro salvaje no hace más que éso es una mezcla de troglodita e hipopótamo en celo, lo peor de todo es que se cree político, de profesión abogaducho que compró títulos de doctor para llegar trepándose entre negros y maricas hasta el más grande chivato de la historia que todo el mundo repudia......
¡Cuántos libros, Dios y que poco tiempo y a veces qué pocas ganas de leerlos! Mi propia bi¬blioteca dando antes cada libro que ingresaba era previamente leído y digerido, se va plagando de libros parásitos, que llegan allí muchas veces no se sabe cómo y que por un fenómeno de imantación y de aglutinación contribuyen a cimentar la mon¬taña de lo ilegible y entre estos libros, perdidos, los que yo he escrito. No digo en cien aros, en diez, en veinte ¡qué quedará de todo esto! Quizás solo los autores que vienen de muy atrás, la docena de clásicos que atraviesan los siglos a menudo sin ser muy e idos, pero airosos y robustos, por una espe¬cie de impulso elemental o de derecho adquirido. Los libros de Camus, de Gide, que hace apenas dos decenios se leían con tanta pasión ¿qué interés tienen ahora, a pesar de que fueron escritos con tanto amor y tanta pena? ¿Por qué dentro de cien años se seguirá leyendo a Quevedo y no a Jean¬ Paul Sartre
3 comentarios:
ja ja ja saque a ese chanchojabalí de allí.
No se haga tanto pues que se trata sin duda de un OGM político que por el más puro montaje de photoshop no representa más que la realidad: el elefante con mucha paciencia y saliva se comió a la hormiguita. Este Ogro salvaje no hace más que éso es una mezcla de troglodita e hipopótamo en celo, lo peor de todo es que se cree político, de profesión abogaducho que compró títulos de doctor para llegar trepándose entre negros y maricas hasta el más grande chivato de la historia que todo el mundo repudia......
¡Cuántos libros, Dios y que poco tiempo y a veces qué pocas ganas de leerlos! Mi propia bi¬blioteca dando antes cada libro que ingresaba era previamente leído y digerido, se va plagando de libros parásitos, que llegan allí muchas veces no se sabe cómo y que por un fenómeno de imantación y de aglutinación contribuyen a cimentar la mon¬taña de lo ilegible y entre estos libros, perdidos, los que yo he escrito. No digo en cien aros, en diez, en veinte ¡qué quedará de todo esto! Quizás solo los autores que vienen de muy atrás, la docena de clásicos que atraviesan los siglos a menudo sin ser muy e idos, pero airosos y robustos, por una espe¬cie de impulso elemental o de derecho adquirido. Los libros de Camus, de Gide, que hace apenas dos decenios se leían con tanta pasión ¿qué interés tienen ahora, a pesar de que fueron escritos con tanto amor y tanta pena? ¿Por qué dentro de cien años se seguirá leyendo a Quevedo y no a Jean¬ Paul Sartre
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